Mitos y verdades de las AFP

Periodista lanza libro sobre mitos y verdades del actual sistema de fondo de pensiones
Alejandra Matus derrumba discurso de las AFP: “El mayor mito de todos es creer que, si has cotizado en forma estable, vas a tener una buena pensión”
por ALEJANDRA CARMONA LÓPEZ 12 octubre, 2017
Alejandra Matus derrumba discurso de las AFP: “El mayor mito de todos es creer que, si has cotizado en forma estable, vas a tener una buena pensión”
El origen del libro fue casi obvio para la periodista. Se hizo una serie de preguntas y vio que sobre la mesa no estaban todas las respuestas al alcance de la mano. Entonces decidió reportearlas y contarlas. En “Mitos y verdades de las AFP” (Aguilar), Alejandra Matus desmenuza el origen y las redes de poder tras las aseguradoras, pero también hace algo más básico: apuntar a las interrogantes que todos los cotizantes debieran tener claras. Por ejemplo, ¿es usted dueño de la plata que pone mes a mes en su fondo?
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Que las AFP son creación de Pinochet. Que salió rápidamente de un decreto que el dictador y sus seguidores compartían. Que el sistema antiguo no funcionaba y estaba quebrado. Que las aseguradoras calculan la pensión solo según la expectativa del afiliado. Que si eres un niño modelo del sistema, vas a recibir –casi como consecuencia obvia­– una pensión justa a cambio.

Es a todos esos puntos, entre otros, a los que Alejandra Matus les da vuelta en el libro Mitos y verdades de las AFP (Aguilar). Primero comenzó a pensar en ellos por sentido común y después nacieron las preguntas que como periodista quería contestar; también, porque sentía que al debate le faltaba que esa información fuera extendida.

“También me parece que es una obligación periodística. Antes de seguir diciendo que este es el mejor modelo o esta es la forma para reformular, había que detenerse para informar qué es lo que hay. Qué hay de cierto o falso en lo que se discute”, dice Alejandra.

-De todos los mitos que expones en el libro, ¿cuál es el mayor?
-El mito mayor es creer que, si te portas bien, que eres un trabajador ordenado, sin lagunas y has cotizado constantemente y en forma estable, vas a tener una buena pensión. Ese es el principal mito. Porque todo el mundo, de Piñera para abajo, dice que este sistema da malas pensiones porque la gente es inestable, tiene lagunas, los sueldos son bajos. Pero si te vas al contraejemplo, al del niño símbolo de la AFP, tampoco tiene una buena pensión y proporcionalmente está más castigado que un sueldo bajo.

-La mayoría de los expertos que defienden el sistema dicen que, sin lagunas y larga vida de cotizaciones, puedes tener una buena pensión. ¿Cómo se desarma ese mito? 
-A la hora de jubilar el sistema no solo considera, como cree uno, la expectativa de vida. Es decir, que viene la AFP y dice ‘bueno, usted tiene 100 millones en su fondo, va a vivir hasta los 90, los vamos a dividir los 100 millones en lo que le queda de vida’. Y no es así. Lo que hace la AFP es una especie de algoritmo donde está no solo la expectativa de vida tuya sino que la de tu pareja y, si tienes, de tu hijos y también de todos los potenciales beneficiarios de tu pensión, como de jubilación o invalidez. Todos estos elementos entran a un cálculo que, por lo tanto, extiende ese fondo de pensiones hasta cubrir la mínima posibilidad de que tú vivas hasta los 110 años. Hasta cubrir la posibilidad de que, si te mueres y alguien te sucede y es potencial beneficiario de tu pensión de viudez y beneficencia, esa persona también pueda vivir determinados años. Cualquier fondo de pensión que entra en el cálculo de estos factores actuariales, así se llaman, se pulveriza a lo largo del tiempo.

-Por eso es imposible una buena pensión.
-Es imposible que te dé una pensión como prometió José Piñera en su tiempo, que sea equivalente a más del 70% de tu último sueldo. No existe eso. No existe. Que tengan tasas de reemplazo del 70% lo confirmé con la Asociación de AFP. La mejor que tienen es una que te calcula el promedio de tus diez últimos años de sueldo y tal vez ahí puede haber una superior a los 700 mil pesos. Pero la mayoría de las personas e incluso las que tienen buen comportamiento, tienen pensiones de entre 500 a 600 mil pesos. Entonces, supón que ganas el tope imponible, 2 millones de pesos, y tu pensión es de 400 mil, tu tasa de reemplazo no alcanza el 30%. En cambio, si eres una persona que has tenido un sueldo bajo, lagunas durante tu vida y te toca la pensión básica solidaria, hoy día son 104 mil pesos. Pero si algo impusiste, con el aporte adicional que te hace el Estado, puedes llegar a 150 mil pesos.



-Uno de los mitos derribados en el libro es que además no somos dueños de ese dinero.
-Exacto. Otro de los mitos y está súper incorporado culturalmente, es que tienes una cuenta individual y eres dueño de ese dinero. Por estas razones que te he explicado, en realidad no eres dueño del dinero porque no tienes ninguna posibilidad de pedir que te paguen todo el dinero. O que lo puedas retirar e invertirlo en otra cosa, por ejemplo, en un departamento. No puedes decirle a la AFP que 'quiero que el dinero me lo den a mí en vida', 'no quiero que se haga cargo de mis descendientes'. No puedes decir eso. Por lo que el libro demuestra, el sistema está hecho igual que en el sistema de reparto, solo que acá alguien se queda con una porción del tema. Si tú lo ves como un globo, mensualmente solo una pequeña proporción es para pagar pensiones. El resto se queda ahí, y sigue aumentando el pozo porque todos los meses los trabajadores vuelven a contribuir y las AFP gastan menos de lo que reciben en pensiones. Por lo que tú no recibes tu plata. A los jubilados les pagan con el dinero que entra de los cotizantes activos.

-Y tampoco somos dueños de la decisión de dónde se invierte el dinero.
-Para nada. Si tú consideras que un propietario del dinero que se invierte, que contrata a un gerente o un administrador, tiene todo el derecho de pedirle cuentas y saber en qué se gasta la plata y lo que le pagó como sueldo para que trabaje este dinero, por qué está pagando este cóctel, por qué está pagando en puestos de directorios a esta persona, qué le aporta José Antonio Viera-Gallo al directorio de Provida, aquí no es así. Ninguno de nosotros lo puede cuestionar, porque no hay trabajadores en los directorios ni en juntas de accionistas. En ninguna parte están los dueños del dinero conociendo en qué se usa, de una forma transparente y clara.

-Además hay una red de poder que sustenta este sistema.
-Claro. Si tú ves que en términos técnicos no existe ninguna dificultad para que este pozo de los fondos de pensión los administre otra persona. O sea, el administrador se puede despegar del fondo administrado sin que el fondo sufra nada. Se supone que esa es la magia del sistema que creó Piñera. Que la suerte del administrador no afecta para nada a los fondos administrados. Y, sin embargo, cada vez que siquiera se sugiere la posibilidad, comienzan los augurios de desastre económico.

-Además hablamos de personas que tienen un poder transversal.
-Y se replica en los directorios de las aseguradoras, donde están representados desde el PS hasta la UDI y en prácticamente todos hay gente que tiene vínculos con el poder político.

"Otro de los mitos y está súper incorporado culturalmente, es que tienes una cuenta individual y eres dueño de ese dinero. Por estas razones que te he explicado, en realidad no eres dueño del dinero porque no tienes ninguna posibilidad de pedir que te paguen todo el dinero. O que lo puedas retirar e invertirlo en otra cosa, por ejemplo, en un departamento. No puedes decirle a la AFP que 'quiero que el dinero me lo den a mí en vida', 'no quiero que se haga cargo de mis descendientes'. No puedes decir eso. Por lo que el libro demuestra, el sistema está hecho igual que en el sistema de reparto, solo que acá alguien se queda con una porción del tema".
-¿Por ejemplo, en los directorios actuales?
-En todos los directorios actuales hay representantes del poder político. Están mencionados en el libro. En la propia Asociación de AFP hay jerarcas de lo que fue el Gobierno de Sebastián Piñera. Además, participan de los otros negocios relacionados. Las AFP tienen un grado importante de integración vertical, porque tienen que contratar compañías de seguro para varios de los servicios que prestan y hoy las AFP están en manos de compañías de seguro que por el Rut les prestan servicios. Entonces, ¿cuánto cuesta o debe costar un seguro de invalidez o sobrevivencia?, que es el que contrata la AFP como parte de las imposiciones que recibe. No lo sabemos. Lo que ellos cobren. Normalmente cuesta el total del valor de la imposición, que es 1.4% de todos los sueldos.

-¿La mayoría de las compañías de seguros tiene relación con las AFP?
-El 70%. La única que no tiene es la AFP modelo.

La sensatez de Pinochet
Una de las situaciones en las que se piensa al hablar de la creación del sistema, es que Pinochet estaba de acuerdo a ojos cerrados con impulsar la creación de las aseguradoras; sin embargo, distintas actas dan cuenta de que no fue así. El dictador tenía dudas hasta sensatas.

“Tenía todas las aprensiones razonables. En esta discusión fue razonable. Pero finalmente aprobó el sistema”, comenta Matus. “Pero tú puedes ver en las discusiones que no era solo Pinochet, ya que estaba asesorado por generales que tenían bastante conocimiento del sistema antiguo y del sistema nuevo, y ellos fueron la contraparte de Piñera y no le hicieron el trabajo fácil. Se le pararon en la hilacha, por decirlo de algún modo, y discutieron las premisas que proponía José Piñera. Por ejemplo, cuánto iba a ser la tasa de reemplazo. Le pusieron en duda el 70%. También que no iba a haber concentración económica. Le pusieron en duda el mito de que el sistema antiguo estaba quebrado. Le pusieron en duda que no iba a perjudicar a la mujer. Todas las cosas que hoy se han visto que son los perjuicios que ha ocasionado el sistema”.



-¿Le mintió José Piñera a Pinochet?
-No. Piñera estaba absolutamente convencido de las bondades de su sistema. Piñera persuadió a Merino y a Matthei por un lado. Lo que era la mitad de la Junta y la mitad más poderosa. Pinochet tenía al Ejército, pero a su lado tenía a Mendoza, que no está a la par de Merino y Matthei. Por otra parte, Piñera hizo valer la fuerza de los civiles y los Chicago Boys, el poder económico que estaba dentro de la dictadura y que Pinochet temió perder. Pinochet sabía que si el equipo económico renunciaba, y estuvieron a punto de hacerlo porque no se aprobaban estas reformas, iba a durar menos que un candi.

-Porque además el minuto político era conflictivo para él. 
-El interés de Pinochet era mantenerse en el poder. No se iba a quemar a lo bonzo por los trabajadores si ya había hecho un golpe de Estado. A él le funcionó el termómetro del funcionario público. Sabía que le estaban vendiendo una pomada. Se lo dijo así a Piñera en su cara. Al final cedió porque quería quedarse en el poder y porque Piñera le aseguró que las FF.AA. iban a quedar fuera. El proyecto inicial era con las FF.AA. en las AFP.

-Y excluirlas fue crucial para que el proyecto de Piñera fuera aprobado.
-Exactamente. Si Piñera hubiera insistido en que la reforma incluyera a las FF.AA., no hay proyecto de AFP. Pero Piñera fue astuto en dejar a las FF.AA. afuera y ganar todo el apoyo del poder económico que necesitaba esa plata para comprar las empresas estatizadas. Él lo reconoce en su libro. Si en Chile no había capitales. No había mercado. Los bancos estaban quebrados, en crisis. La deuda externa no se podía pagar. No había préstamos del extranjero. No había, en medio de esa pobreza que vivía Chile, nadie que estuviera ahorrando las cantidades necesarias. Entonces echaron mano al sueldo de los trabajadores y crearon un mercado de capitales que permitió que esta riqueza se concentrara y que permitiera aportar capitales a los bancos y los particulares que pidieron préstamos a estos bancos y así pudieron comprar las empresas privatizadas. Y de esta manera se armó la riqueza que hoy vemos en ciertos grupos económicos.

-También se armó, según ellos, porque necesitaban sustituir el sistema que ya existía y que veían que estaba quebrado.
-Yo creo que esa era un excusa. El sistema tenía deficiencia, no lo digo yo, sino José Pablo Arellano, que no es un comunista afiebrado. Él estudió el antiguo sistema de pensiones y escribió muchas veces demostrando que la premisa que usaba Piñera para afirmar que el sistema antiguo estaba quebrado, estaba mal calculada. No estaban hechos los cálculos como debían hacerse, por lo que la premisa era falsa.

-¿Podría ser mejor la pensión de los chilenos si hubiésemos mantenido el sistema antiguo?
-Es lo que dice el propio José Pablo Arellano: que si se hubiese mantenido el sistema de reparto, las pensiones serían el doble de lo que son hoy al menos. Cada caja, dependiendo de su poder de negociación en el Congreso, tenía mejor representación. Por ejemplo, los funcionarios públicos tenían mucha mejor llegada y con mayores beneficios que los obreros, que eran los eternos perjudicados del sistema antiguo y del sistema nuevo. Eran los que se jubilaron más tarde y tenían menos beneficios adicionales.

Otra cosa que perdemos de vista es que el sistema antiguo era uno de previsión social que no solo incluye pensiones, sino que seguro de cesantía, salud preventiva y curativa. Entonces la gente dice que las cotizaciones eran más altas… Sí, eran más altas, pero eran tripartitas y la protección en otros ámbitos era mucho mayor. Había cajas que eran joyitas. Dependiendo de la caja había determinados beneficios. Por lo bajo tenías pensiones de viudez, de sobrevivencia y ayuda para poner a los niños en los colegios. Préstamos de la vivienda. De hecho, cuando el sistema se declara obsoleto, hay una gran cantidad de propiedades que fueron vendidas a precio de huevo… en esa pasada la gente se hizo pequeñas fortunas. Todo el centro cívico era de las cajas. Entonces no solo se perdieron las pensiones, sino que todo un sistema de protección social que se había ido construyendo desde comienzos del siglo XX hasta el 73.

Todos los defectos que tenía el sistema antiguo se podían corregir. No era necesario sustituirlo. No era necesaria la retroexcavadora. Tú podrías igualar la edad de jubilación de todos los pensionados. Ahí tendrías solucionada gran parte de las discrepancias. Porque había cajas en las que te podías jubilar con diez años de servicios, como la hípica, que era ridículo. Otra como la de obreros, que te jubilas a los 65 años.

-¿Y la caja joyita que dices?
-La caja bancaria. La de empleados particulares era de las que generaba más recursos de lo que gastaba. No solo generaban plata sino que le prestaban al Estado. El Estado no devolvía la plata, pero, bueno, funcionaba. Lo que el Estado gastaba era menos de lo que gasta ahora. Al final el Estado está subvencionando a las AFP vía aporte de Pilar Solidario. Cuando José Piñera vendió esto a la Junta Militar, les dijo que el Estado no iba a gastar más plata. Todo el sistema privado se va a hacer cargo de las pensiones, por lo que le fisco dejará de gastar, dijo. Sin embargo, eso no ocurrió. Es cosa de ver la curva en el tiempo… el Estado solo gasta más y más. Para volver al punto inicial: ¿tenía defectos el sistema antiguo? Sí, pero ninguno que no se pudiera solucionar.

-Después de reportear para el libro, ¿crees que da lo mismo el perfeccionamiento que se le pueda hacer a este mismo sistema de AFP? ¿Va a seguir siendo malo?
-Yo no creo que la discusión es qué sistema es mejor. Creo que hay un punto previo, que es igualar la información en la base de los afectados. Es como discutir el proyecto de ley de aborto de tres causales sin que nadie supiera en qué consiste un aborto ni las consecuencias ni las tres causales. Si tú no tienes información suficiente, no puedes tener una opinión válida. Tienes opinión sobre la base de supersticiones y creencias o mitos. A mí me parece que si los directamente afectados, que son los trabajadores y pensionados, logran acceder a información, luego se podrán formar la opinión de si quieren mantener o no el sistema de AFP. Falta un proceso de información consciente y masivo para que la gente pueda participar y opinar en el debate de algo que le atañe directamente. Esto no tiene que ver con el mercado de capitales. No es etéreo. Es una discusión que tiene una implicancia directa en tu vida y la de las familias chilenas. Entonces, si no hay información suficiente, da lo mismo que en un laboratorio de la U. de Chile o de Harvard se diseñe la mejor política para cambiar el sistema. En mi opinión, no es legítima hasta que la gente no tenga la posibilidad de estudiarla o conocerla.

Alejandra Matus: “Pinochet percibió que el sistema de las AFP iba a ser perjudicial para los trabajadores”
Benjamín Miranda 09 Octubre, 2017 Tags: alejandra matus, Augusto Pinochet, César Mendoza, José Piñera, Mitos y verdades de las AFP, no + afp, sistema previsional
Fotos: The Clinic Online
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La periodista está próxima a lanzar la primera edición del libro“Mitos y verdades de las AFP”, una obra que incluye el proceso político-económico que marcó la creación del cuestionado sistema de pensiones chileno, el tira y afloja entre sus principales promotores y detractores y una mirada retrospectiva a 37 años de impuesto el modelo. Sus páginas, además, desentrañan la ardua negociación que debió realizar el orquestador del proyecto, José Piñera, para convencer a Augusto Pinochet y otros jerarcas de la dictadura, quienes desconfiaban de su idea y fueron capaces de vaticinar los problemas que actualmente tienen en el centro del debate público al sistema previsional.

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Con “El libro negro de la justicia chilena” y “Doña Lucía” a su haber, entre otras obras, la periodista nacional Alejandra Matus lanzará durante este mes “Mitos y verdades de las AFP”, su incursión periodística e investigativa más reciente.

A través de entrevistas a expertos y usuarios del sistema, junto a la revisión de documentos y material bibliográfico de la época, el libro busca dilucidar una serie de interrogantes que envuelven al sistema previsional y a los personajes que intervinieron en su creación y ejecución.

De esta forma, Matus aborda una problemática que si bien ha movilizado a millones de personas a lo largo del país, su entendimiento parece destinado a un pequeño grupo de “expertos”, quienes “se empeñan en mantener la discusión alejada de la ciudadanía”.

¿En esta línea, cuál fue el principal desafío que enfrentaste al hacer el libro?

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El conociminto que demanda esta temática. La verdad es que se plantea desde cierta perspectiva, con un lenguaje técnico muy complejo, lo que derechamente se convierte en un obstáculo para la gente. Es paradójico y lamentable, porque finalmente se trata de un problema que atañe a todos los chilenos.

¿Crees que este carácter inaccesible es voluntario por parte de quienes mantienen el sistema previsional?

Por supuesto. Yo diría que es una opción y decisión política de quienes perpetúan el modelo. Mientras menos personas participan en el debate, mejor para ellos. Y los que saben sobre lo que se habla, son los que ‘mueven el papelito’. El que sabe y tiene la información técnica, puede rayar la cancha y decir ‘de esto vamos a conversar’, y en el fondo es una manera de mantenerlo alejado de las personas.

¿Siempre fue planteado así?

Sin duda. Como que fuera una cosa que para que entenderla, hay que estudiar cinco años en la escuela de Chicago.

En el primer mito que intentas derribar (“Las AFP son creación de Pinochet”) asoma de lleno la figura de José Piñera. ¿Cómo analizarías su participación en el proceso de creación de las AFP?

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Como quien armó todo el cuento desde su posición como Ministro de Trabajo. Es una figura poco estudiada para la importancia que tuvo. Cuando uno habla de los Chicago Boys, que a la postre fueron los civiles que sostuvieron esta parte de la dictadura, piensa en otras figuras, como Sergio de Castro, pero no en él. Así se pasa por alto que él fue el principal impulsor de 3 de las 7 transformaciones sustanciales que hizo el régimen al modelo económico del país: el Plan Laboral, las AFP y la Ley Minera. Al reportear intenté ir más allá del estereotipo, porque igual José Piñera es un ser excéntrico que da como para que uno lo menosprecie. Pero si uno lo ubica en su contexto histórico, y estudia lo que hizo convenciendo a los principales agentes de la dictadura, es más fácil entender de dónde viene todo esto. También es más fácil darse cuenta que lo que creó no es una ciencia inentendible y sí es parte de la política. Fue muy astuto con las AFP, porque enfrentó el tema dándole a Pinochet algo que el dictador quería y que chocaba con su plan original, y supo encontrar el punto medio para no perder lo sustancial de su idea.

¿Qué era lo que quería Pinochet?

Su preferencia, que es otro mito que se derriba en el libro, era no crear el sistema AFP. No solo por él, sino porque también era la preferencia del Ejército y de sus asesores más directos, que tampoco eran unos militares cabeza de palo, eran gente bastante entendida en el tema. Pero en ese momento no tenía la fuerza política para cerrarle la puerta a José Piñera, porque era cerrarle la puerta a los civiles que estaban participando en el gobierno y que al final le daban estabilidad. A Pinochet, sin los Chicago Boys, lo habrían derribado al otro día. Al final, el dictador dijo ‘ya bueno, si vamos a hacer esto, dejemos a las Fuerzas Armadas afuera’. Con cierta perspicacia de funcionario público, entendió y percibió que el sistema de las AFP iba a ser perjudicial para los trabajadores.

¿Te sorprendiste al encontrar su resistencia?

Mucho, así como también la capacidad que tuvo para vaticinar los problemas que acarrearía la implementación de este sistema. Pinochet y su equipo redactó un documento donde describieron seis riesgos del modelo AFP y se lo presentaron a José Piñera, quien tuvo que responderlos uno por uno. Esos riesgos, efectivamente, son casi calcados a las problemáticas que hoy día tienen tienen sumamente cuestionado al sistema.

Dentro de estos riesgos se incluye uno que advierte lo perjudicial que sería el modelo AFP para las mujeres, ¿tampoco esperabas encontrarte con esto?

¡Para nada! porque era una época en que no se discutía en lo más absoluto la perspectiva de género. Nuestra percepción moderna es que el tema de la mujer recién nos preocupa ahora. Nadie se hubiera imaginado, y a mí también me sorprendió, que en medio de la junta militar con un sistema ultra patriarcal, donde no había ninguna mujer involucrada en la discusión, hubiera alguien que planteara el tema de la mujer y lo mal parada y vulnerable que quedaba ante esta idea.

En medio del gallito político entre Pinochet y Piñera, el General de Carabineros de esa época, César Mendoza, expresa una inquietud que también podría calificarse como un vaticinio.

Lo que Mendoza percibe es que esto produciría un efecto político. Ellos fueron muy hábiles en adelantarse a estos problemas. Dictadura o no dictadura, vivían haciendo política igual, si estaban en el gobierno al fin y al cabo. Mendoza se dio cuenta que el poder se iba a concentrar en las manos del poder económico. Privatizar el sistema de pensiones, al final, era pasarles un tesoro, y en el futuro, ese poder económico iba a tener más peso que las decisiones del propio ejecutivo.

¿Se podría afimar que finalmente eso ocurrió en el país?

Efectivamente es un problema que hoy día se desarrolló en Chile. La concentración del poder económico en tan pocas manos, en el fondo, determina que el espacio para la decisión política de los gobiernos está bajo su orden. Habrá alguien que lo pueda rebatir en cierto grado, pero es una percepción que se basa en muchas evidencias.

La visión generalizada entre los mandamases del régimen, entonces, era de desconfianza frente a lo que buscaba instaurar José Piñera.

Absolutamente. Por eso el libro lo aborda desde el punto de vista de mitos, porque el mito vigente es que Pinochet y José Piñera era un solo corazón. Por lo menos a la distancia uno tiene la percepción de que al dictador le gustaba el modelo de AFP, cuando en realidad desconfió mucho. Todo lo que ocurrió desde que se planteó la idea, hasta su promulgación, fue algo forzado. También es llamativo que es el propio José Piñera quien lo cuenta con bastante honestidad en su libro (El Cascabel al gato). Él no quiso darme una entrevista a mí, a pesar de que se la pedí, pero su libro es una cantera de información imprescindible para comprender este proceso.

¿Por qué decidió no hablar contigo directamente?

Dijo que para obtener las respuesta me remitiera a su libro, que fue lo que hice. De todas formas recomiendo mucho su libro. Hay que leerlo para entender parte de la historia de cómo se hizo esto.

CAMPAÑA DE TERROR

“Nos llamaron a una reunión con un general que estaba a cargo de todas las escuelas. El general estaba con la directora Carmen Julio. Nos dijeron sobre la reforma, que nos iban a aumentar el sueldo, porque la cotización que hacíamos a la Caja de Empleados Públicos era más alta. Nos dieron todas las explicaciones de lo bueno que era. Un colega se atrevió a preguntar: “¿Y qué pasa si no nos cambiamos?”. “En caso me presentan su renuncia y se van”, dijo la directora. El jefe militar lo refrendó: “El que no se quiera cambiar, se va”. Ahí había un señor con los formularios listos para que los llenáramos. Y todos nos cambiamos”.

Este recuerdo, incluido en el cuarto capítulo del libro, corresponde a la mamá de la periodista, María Angélica Acuña, quien trabajaba en la Escuela Nº9 Domingo Santa María de Iquique en 1981, cuando José Piñera ya había calmado la desconfianza de Pinochet y había anunciado por cadena nacional la implementación del nuevo sistema de pensiones.

La utilización de fuentes cercanas, explica la autora, tuvo la intención de graficar el verdadero impacto que generó el cambio de modelo previsional y bajo qué términos se efectuó.

“Partí buscando testimonios de personas que reflejaran lo que pasó. Pero de repente me pregunté para qué voy a calentarme la cabeza buscándolos si los tengo aquí, a la mano. Así quise contar de qué forma el sistema de pensiones impactó una familia común y corriente desde un principio. Y luego están los datos oficiales que confirman la tendencia que se ve reflejado en esos casos particulares. Lo puse porque me parece que todo podemos tener esa experiencia de mirar a nuestros mayores jubilados, o por jubilar, y encontrar la evidencia de cómo este sistema no funciona”, explica la periodista.

¿Existe una opción viable de modificar el sistema?

Habría que analizar cuidadosamente las propuestas que se han presentado.

A lo largo del libro contaste con la ayuda de Luis Mesina, y en epílogo también abordas el movimiento del cual es vocero, No + AFP. ¿Qué opinas de su propuesta?

Lo que él promueve es el cambio completo del sistema de AFP al sistema de reparto. Es bien transparente y clara. Las opciones políticas de que ocurra esto van a depender directamente de la fortaleza que demuestren las personas que quieren volver al sistema de reparto, y no inclinarse por otras alternativas. Como se cuenta en el último capítulo del libro, está bastante arraigada la idea en la gente de que si bien no les gusta el sistema AFP, sería peligroso forjar un cambio. Entonces la propuesta de Luis Mesina choca contra eso, contra el impacto cultural que provocó José Piñera.

¿Hay un antes y un después tras su intervención?

Exactamente, y él lo reconoce. Primero con el Plan Laboral, que cambió las reglas del juego en el ámbito del trabajo y modificó completamente la forma en que los trabajadores chilenos entienden su posición como empleados. Y después con las AFP, donde generó una transformación profunda en cómo se pagan las pensiones, y cómo deben hacerse cargo las empresas para cubrir eventos como la invalidez, muerte o viudez.

¿Existe un riesgo al tratar de revertir esta situación?

Por supuesto. Las seis AFPs que existen hoy día concentran un enorme poder político que se fundamenta en su poderío económico. Es equivalente a más del 70% del PIB. Todo lo que produce Chile en cobre y otras materias, y sus empresas, casi se equiparan con el fondo de pensiones, cuyas arcas siguen aumentando. Esto significa que la oposición al propio sistema de AFP hace difícil cualquier tipo de cambio que se quiera adoptar. Y lo hemos visto. Antes de ayer, de hecho, me llegó un comunicado de mi AFP donde me hablan de los riesgos que existen de que se cree este fondo solidario que pretende implementar el gobierno con apenas un 2% de cotizaciones. De la forma en que está redactado, es como que te dijera ‘el gobierno te quiere despojar de tu plata’. Cualquier intento de modificar este modelo va a chocar con un sentimiento cultural que, por un lado, te anima a defender algo que aparenta ser tuyo y por otro, instala un miedo terrible a perderlo.

¿Hay una intención de propagar esa sensación de inseguridad?

Claro. O si hay algún cambio, cualquier cambio en el sistema de AFP, se va a producir un caos económico y Chile se va a ir a la quiebra. Hay una campaña del terror soterrada pero bastante efectiva, que hasta ahora ha inhibido el cambio. No son dificultades técnicas las que impiden la modificación. Hasta donde yo reportié, no existen. Pero sí culturales y de contrapeso de poderes.

¿“Mitos y verdades de las AFP”, entonces, busca contrarrestar esta situación?

Eso es lo que pretende ser. Que la gente lea, se entere, bajar el fantasma de que la información es demasiado técnica e inentendible para ella. Ojalá se genere discusión en torno al camino que hay que seguir. Para que la discusión sea realmente democrática deben participar todos, no solo los que se autodenominan expertos.


Mitos y verdades del sistema de pensiones chileno
Autor: Pamela Jimeno y Claudio Reyes
26 jul. 2016

En mayo de 1981 se instauró el sistema de capitalización individual obligatoria. El negocio comenzó con 12 AFP y hoy sólo quedan seis. Estas administran US$ 167.836 millones, los que han rentado 4.89% desde la vigencia de los multifondos.

Mitos y verdades del sistema de pensiones chileno
¿Son bajas las pensiones chilenas?

Según la Superintendencia de Pensiones, a mayo pasado el sistema registraba 10 millones de afiliados, de los cuales 5,2 millones eran cotizantes activos. Los jubilados del sistema de AFP sumaban 1.118.668 personas y otras 668.178 personas son del antiguo.

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Los datos oficiales muestran que en mayo pasado la pensión autofinanciada promedio en el sistema privado alcanzó a $ 207.382 mensual y si a ese monto se le incorpora el aporte previsional solidario (APS), complemento fiscal creado con la reforma de 2008, aumenta en 6,2%, hasta $ 220.296. De los cuatro tipos de jubilación, las pensiones autofinanciadas promedio más altas se observan en la modalidad de renta temporal (convenida con la AFP), que promedia $ 569.486 y es la que menos aporte fiscal recibe. Le siguen la renta vitalicia (convenida con una aseguradora), que promedia $ 270.734 y  los pensiones del IPS (sistema antiguo), que promedian $ 203.842. Con el complemento fiscal, suben, en promedio, 4,3% y 14,4%, respectivamente.

Sin embargo, la modalidad de retiro programado autofinanciada anota las pensiones promedio más bajas: $ 128.977 en mayo último y con APS suben a $ 144.498 o 12%.

El Pilar Solidario a través del cual se entrega un APS a las pensiones del sistema privado -además, de la Pensión Básica Solidaria (PBS) para los más pobres- tiene un costo fiscal del orden de 0,9% del PIB por año. En la Ley de Presupuestos 2016 se consignaron US$ 1.800 millones para financiarlo.

¿Por qué no son más altas las pensiones?

Alta rotación laboral, empleos precarios, lagunas previsionales y bajos salarios, además de incentivos a la  sub cotización son factores que explican  buena parte de la baja densidad de cotizaciones durante la vida laboral, factor clave detrás de las bajas pensiones de vejez. Según el Libro Blanco de las Pensiones Chilenas, un 50% de los hombres cotiza por menos del 60% de su vida laboral. El estudio constató que los hombres en promedio cotizan 24,2 años y las mujeres 14,5 años, lo que arroja una densidad de cotizaciones de 56% y 43%, respectivamente. “Las densidades son diferentes según edad y remuneración. A mayor edad y mayor remuneración, mayor es la densidad”, cita el texto. La industria de las AFP señala que a lo anterior se agrega una alta evasión previsional, de entre 17% y 20%, de modo que una de cada cinco cotizaciones no se paga.

Pero hay un factor más, según la Asociación de AFP: la expectativa de vida dista de los supuestos con que fue diseñado el sistema hace 35 años y que ha obligado a financiar por mucho más tiempo a quienes tienen menores ahorros previsionales. En 1981, se planteó que los hombres se jubilarían a los 65 años, con una expectativa de vida de 13,03 años más. Las mujeres se jubilarían a los 60 años y su expectativa de vida se estimaba en 21,14 años más. Según el Libro Blanco hoy las expectativas de vida de hombres y mujeres son mayores: 19,06 años más  y 28,40 años más, respectivamente tras la jubilación. La Comisión Bravo  estimó que la edad de sobrevivencia al nacer es de 76,5 años para hombres y 81,6 años para mujeres.

¿Cuál fue la promesa?

El DL 3.500 no suscribió meta alguna de pensiones de determinada cuantía o ingreso. Pero el Libro Blanco sí plantea que la evidencia sugiere que los afiliados a las AFP esperan (o desean) pensiones de vejez que representen 70% -o más- de sus últimos salarios. José Piñera, creador del sistema,  en octubre de 1980,  señaló que un afiliado, después de trabajar durante toda su vida activa, “debiera haber acumulado en el sistema previsional una suma tal que le permita obtener una pensión vitalicia de a lo menos un 70% de su última remuneración anual”. 

Ni la autoridad ni la Asociación de AFP entregan datos sobre cuánto representan las pensiones del sistema de las últimas remuneraciones de quienes se han jubilado, una las formas de cuantificar la denominada tasa de reemplazo. Pero en 2013 la asociación encargó un estudio al economista UC Ricardo Paredes. Este, basado en 26 mil casos reales de quienes se jubilaron en el primer trimestre de 2012, concluyó que las pensiones que pagó el sistema de AFP alcanzaron una tasa  reemplazo neta de 87% de la remuneración promedio de los últimos 10 años en el caso de los hombres (con un ingreso promedio de 12,8 UF) y de 58% para las mujeres (con un ingreso promedio de 14,8 UF). También concluyó que los hombres se jubilaron con 65,8 años promedio y las mujeres, con 61,4 años.

Paredes planteó que el sistema chileno tenía una tasa de reemplazo similar a los países Ocde, que estimó en 69%. Como referencia, la OIT sugiere una tasa de reemplazo de 45% para quienes contribuyeron al sistema por más de 30 años.

¿Es buen negocio para las AFP?

En los últimos cinco años las utilidades de las AFP han aumentado 111%, pasando de $ 268.535 millones en 2010 a $ 568.754 millones en 2015. En todo el período, las seis administradoras existentes sumaron ganancias por $ 2 billones, según cálculos obtenidos de los estados financieros de las firmas.

La gestora que más beneficios obtuvo en esos cinco años fue Provida, con $ 805.740 millones. Le siguen Habitat, con $ 469.288 millones y Cuprum, con $ 402.963 millones.

En materia de rentabilidad -la ganancia, o pérdida, sobre el patrimonio neto inicial de la administradora- fue de 27,17% en 2010 para todo el sistema. En los ejercicios siguientes fue de 18,6%, 26,5%, 31,39% y 29,56%. En 2015,  el guarismo fue de 22,34%. 

Mientras, las rentabilidades obtenidas por los fondos de pensiones -que son los instrumentos en los que se acumulan los ahorros de los cotizantes y que son invertidos por las AFP para generar retornos- fueron de 3,79% el año pasado en el caso del A, el de perfil más riesgoso. El B (riesgoso) anotó ganancias de 2,49%; el C (intermedio), de 2,16%; el D (conservador), de 2,02%; y el E (más conservador), de 0,7%. 

Desde septiembre de 2002, cuando se crearon los multifondos, hasta junio de 2016, el portafolio A tuvo un promedio anual de rentabilidad de 6,05%, según datos de la Superintendencia de Pensiones (SP). En el caso del B, asciende a 5,17% y en el del C, a 4,89%. Los retornos del fondo D fueron de 4,55% y en el del E, de 3,93%. Ahora bien, el fondo C desde junio de 1981 a junio de 2016 tiene una rentabilidad de 8,22%.

¿Servirá una AFP estatal?

Dos años lleva en el Congreso el proyecto de ley de la administración Bachelet que crea una AFP estatal. Si bien la mandataria en su último mensaje del 21 de mayo destacó la iniciativa y dijoq se estaría entre las prioridades, el 6 de este mes el Ejecutuvo le retiró la suma urgencia y la pregunta que sigue latente es si realmente tener una administradora de fondos de pensiones estatal servirá o no para mejorar las pensiones en Chile.

El ministro de Hacienda del primer gobierno de Bachelet, Andrés Velasco, resistió en su paso por el gabinete el envío de este proyecto en el primer como parte de la reforma previsional de 2008 y desde siempre se ha declarado contrario a la idea. Ayer no fue la excepción, al señalar que si bien es una “idea bonita”, no sirve de nada. Y aunque la Presidenta se muestra públicamente partidaria de la idea, a la hora de proyectar cuál sería el alcance de una AFP estatal como actor en la industria ningún ministro del gabinete económico -salvo la titular del Trabajo, Ximena Rincón- plantea que puede jugar un rol de gestor previsional como lo hace la industria ptrivada y que asegure que efectivamente haya más competencia, como señala el mensaje presidencial. 

Según el informe financiero del proyecto, los 36 meses siguientes a la constitución de la nueva administradora el Ministerio de Haciendadeberá hacer un aporte extraordinario inicial de capital hasta por US$ 70 millones, a suscribir y enterar por el Fisco y/o Corfo. Esto, agrega, para financiar principalmente los requerimientos de la nueva gestora estatal.